ALBERT OPPEL  (1944-2015)

Nació en Alemania en 1944. En su natal país fue marino y conductor de trens, llegó a su segunda patria Costa Rica en 1991, hombre afable, noble, amable, educado, filántropo, todo un caballero y amigo de todos. Vino a Quepos en busca de un clima que le asentara a su salud, e hizo de este pueblo su hogar, se resistía a aprender el español y fue feliz cuando un año antes de su partida obtuvo la residencia costarricense. Gastrónomo y excelente cocinero, amante de las comida alemana y fue en su última navidad cuando probó y le gustaron los tamales ticos. En sus buenos años fue un bohemio empedernido, disfrutaba de sus jornadas de tertulia con sus amigos en los bares, a los cuales era asido visitante, Wacky Wanda’s y Dos Locos. Hombre emprendedor, en busca siempre de algún negocio para llevar adelante. Celebraba con ahínco los constantes  triunfos del equipo de sus amores el Bayer Múnich, como celebró la campeonización de su selección y los triunfos de Costa Rica en la mundial. Aquejado por graves dolencias desde hace dos años estaba al cuidado de su esposa Yiniser, aunque no perdonaba las visitas de los sábados a Dos Locos, las cuales realizó aún en los momentos más difíciles de su enfermedad. El descanso eterno le llegó el pasada 25 de marzo, al lado de su familia tica, y siempre con el apoyo de su amigo Marcel Rodhe. Su cuerpo descansa en el cementario loca, conforme su voluntad.  Le sobrevive aquí su hijo Albert. Alerohiti. Cu-cu.

Descanse en paz Papi.