Dr. Alfonso Gaspar Martinez del Pino
(in English)
Escrito por Carol Vlassoff
Traducido por Rosa Arechederra
Dr. Alfonso Gaspar Martínez del Pino, nacido y educado en Cuba, dice que pensó en quedarse en Costa Rica desde el momento en que decidió aceptar la invitación para asistir a una conferencia aquí, en 1995. Dejando a sus amigos y familiares se vino con 63 libras de equipaje (59 libras de libros), 145 dólares en el bolsillo y se dedicó a empezar una nueva vida aquí. Dio varias conferencias en la Escuela de Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma en el Barreal de Heredia, y a continuación, dice, “me quedé.”
Trabajó como administrador en un hospital de animales en San José y vivía en el trabajo. Solicitó la condición de refugiado y revalidó su título de Veterinario en un tiempo récord. Lo hizo todo en tres meses, entre Mayo y Julio del 1995 . “Todo fue muy rápido”, sonríe. “Yo tenía que trabajar. La vida era muy difícil.”
Yo sabía que quería entrevistar al Dr. Martínez, desde el momento en que salvó la vida de mi gato de 20 años llamado “ Salvo”. Completamente paralizado por una picadura de alacrán y no pudiendo comer le entregué toda temblando a Salvo al Dr. Martínez esperando lo peor. De hecho, explicó que no podía prometer nada principalmente debido a la edad del animal. Sin embargo tras tres inyecciones y unas cuantas palabras de aliento Salvo se fue recuperando. Después de volver tres veces más a por inyecciones, el Dr. Martínez le enseño a mi marido cómo inyectar el gato y Salvo se recuperó bien.
El Dr. Martínez se crió en pueblo de campo en Cuba donde su padre, ingeniero mecánico, tenía una fábrica de quesos y mantequilla. Después de graduarse como veterinario, inició su vida laboral como control de calidad en el matadero provincial. Martínez hizo dos años de servicio social y posteriormente laboró en la Universidad de Camagüey como profesor e investigador en la disciplina de Patología Veterinaria por 17 años. Sus últimos cinco años en Cuba los trabajó en acuacultura, ganadería y médico de los gallos de pelea para exportación. La pelea de gallo, dice, es ilegal en Cuba (como lo es en Costa Rica).
En Costa Rica, el Dr. Martínez tomó una trayectoria diferente, pasando de lo académico a la práctica. Dice que tuvo que volver a aprender muchas cosas – para reorientar su especialidad – porque no había ejercido como veterinario clínico en mascotas durante muchos años. Su experiencia en la industria del pescado le sirvió de mucho. Se ofreció como Médico Veterinario Regente en Industrias Martec S.A., Quepos y se mudó aquí en 1997. Después de aprender las chispas del oficio en Martec, se fue a Vetcomer para trabajar medio tiempo. “El Dr. Jorge Rojas me ayudó mucho, me dio un trabajo magnífico! Trabajaba de 2:00-6:00 pm – medio tiempo.” Los dos veterinarios vieron juntos crecer la clínica de tan sólo un puñado de clientes a un negocio bueno.
En 1999 abrió su primera clínica en Manuel Antonio, donde la Escuela de Idiomas Cosí está ahora. “Era un lugar humilde,” dice, “trabajaba por la noche y al aire libre. Necesitaba luz, pero la bombilla atraía insectos que interferían en mi trabajo, entonces instalé una mosquitera encima de la mesa y con la luz sobre de la mesa así podía operar.” Volvió a Quepos en 2001 y a la par de la actual Chikas abrió la clínica privada que es una empresa próspera. Ahora divide su tiempo entre Martec en la mañana, la clínica privada en la tarde y la clínica en la Inmaculada en la tarde-noche.
¿Qué diferencias encuentra en la práctica veterinaria entre Costa Rica y Cuba? Él responde que, al contrario que en otros campos como el derecho, no hay diferencias esenciales en la ciencia médica de un lugar a otro. Una de las ventajas de la medicina es que la gente y los animales son esencialmente los mismos en todas partes. Sin embargo, el enfoque de la salud animal en los dos países es totalmente diferente. En Cuba, la filosofía es casi enteramente de prevención – control de parásitos, vacunación, prevención de la enfermedad – mientras que en Costa Rica, es casi enteramente curativa. En Cuba, la práctica veterinaria se centra en las especies productivas, es un servicio estatal (no existe la clínica privada), la atención a las mascotas es mínima. En Costa Rica, dice, los servicios veterinarios son esencialmente privados y tiene un enfoque más curativo que preventivo, la mascota tiene un peso importante en la atención médica y existe más desarrollo en esta especialidad que en Cuba. “En Cuba es la medicina del rebaño, aquí la tendencia es la medicina individual.”
Pregunto al Dr. Martínez por qué trabaja tan duro, sin duda tres turnos al día con esa carga de trabajo debe ser agotador. Él responde que rara vez está cansado, prefiere hacer algo útil para la sociedad que perder el tiempo viendo la televisión o
navegando por Internet.
Le pregunto sobre su trabajo en la Inmaculada, la zona más pobre de Quepos y responde que él ve esto como un servicio a la sociedad ya que para los residentes de la Inmaculada tomar un taxi a Quepos para ir al veterinario es muy costoso. Al poder ofrecer un servicio a nivel local todo el mundo puede permitirse el lujo de tener una mascota. “Es el servicio social de un veterinario”, argumenta. ¿Por qué a un niño o a un pensionista se le va a negar el placer de tener un animal porque no tienen dinero?, se pregunta. Todo el mundo debería tener derecho a disfrutar de una mascota sana. “La medicina debe estar al alcance de todos y para todos”, dice.
Le preguntó qué cambios ha visto en Quepos, menciona el progreso económico, el empleo, mejoras en la infraestructura y el aumento del turismo. Con los años, también, se ha observado una diferencia en el comportamiento de la población local hacia los animales. Los primeros clientes venían principalmente para recoger una receta para un animal enfermo. “La costumbre de llevar la mascota al veterinario no existía cuando yo llegué aquí,” comenta. Ahora, dice, es una cosa común. Él atribuye este cambio a mayores ingresos en la economía local y la influencia de los extranjeros en la zona. El turismo no es sólo diversión y creación de puestos de trabajo. “Un turista también trae su cultura y esta cultura impregna poco a poco la comunidad local”.
Señala que también se han producido cambios negativos sobre todo el aumento en el consumo de las drogas y la delincuencia. Estos problemas deben abordarse urgentemente, dice, porque el futuro de Quepos depende de como los afrontemos “Si nosotros no controlamos estos problemas los turistas dejarán de venir. Cuando la gente vea que no es seguro aquí se van a ir a otra parte.”
El Dr. Martínez emplea a cuatro personas en su negocio, su esposa, Doña Rosa Williamson, su hija menor Leticia y dos empleados. Doña Rosa administra sus asuntos financieros. “Esto es muy importante, ¿no?”, se ríe. Leticia se ocupa de los temas bancarios y tiene dos empleados para atender al público y la tienda. El Dr. Martínez tiene otros dos hijos Harris y Dayamí que son figuras conocidas en Quepos. Harris trabaja como camarero en el Gran Escape y Dayamí es la dueña de la Agencia de Viajes Lynch Travel en Quepos. Leticia está estudiando para hacerse veterinario. Los otros miembros de la familia son los perros, Princesa, Zeus y Pinky y la gata Miniú.
El Dr. Martínez dice que sus animales favoritos son los perros y los caballos, pero que también le gustan los gatos. Dice que había muchos gatos en su familia donde él se crió. Vivian en la casa y comían en un plato grande bajo un árbol de mango. “Era un paraíso para los gatos!” sonríe. Le pregunto si hay alguna verdad en el dicho de que los perros son más inteligentes que los gatos. El Doctor Martínez mueve la cabeza y dice que no hay ninguna diferencia sino que al estar los perros más cerca de los seres humanos y menos independientes la gente piensa que son como ellos. Añade que no hay absolutamente ninguna verdad en el dicho – “peleando como perros y gatos” de hecho se llevan muy bien, dice.
El Dr. Martínez todavía visita Cuba siempre que puede. Ahora que es costarricense dice que no ha tenido dificultades para viajar entre los dos países. De hecho, dice, él y su esposa pasaron unas vacaciones maravillosas en Cuba a principios de este año.